DIÓXIDO DE TITANIO: LA UE LO PROHIBE
Como ya indicamos en nuestro post anterior, el pasado mes de octubre se aprobó una de las propuestas de la Comisión Europea: la prohibición del uso del dióxido de titanio.
Este martes 18 de enero esta propuesta de prohibición se hace oficial mediante la publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea del Reglamento 2022/63 de la Comisión de 14 de enero de 2022. Este modifica los anexos II y III del Reglamento (CE) nº1333/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo en lo que respecta al aditivo alimentario dióxido de titanio (E171).
Este reglamento será de obligatorio cumplimiento y directamente aplicable a cada estado miembro. La Comisión revisará, en un plazo de tres años y con la previa consulta a la Agencia Europea de Medicamentos, la necesidad de mantener este componente (E 171) en la lista de aditivos alimentarios de la Unión para su uso exclusivo como colorante en los medicamentos, o en caso contrario, suprimirlo de esa lista.
Según recoge el texto del reglamento, podrá utilizarse el dióxido de titanio (E 171) como aditivo en alimentos hasta el 7 de agosto de 2022 y después de esa fecha podrán permanecer en el mercado hasta su fecha de duración mínima o de caducidad. A partir de momento podrá seguir utilizándose como colorante en los medicamentos.
La pasada primavera ya publicó la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) un dictamen científico actualizando su evaluación previa de 2016 sobre la seguridad de dicho aditivo alimentario. Esta investigación concluyó que el dióxido de titanio no puede seguir siendo considerado seguro como aditivo alimentario al no poder descartar problemas de genotoxicidad después del consumo de las partículas que lo componen.
El dióxido de titanio y su genotoxicidad
El dióxido de titanio es un componente tecnológico. Compuesto por partículas de un tamaño inferior a 100 nanómetros, que se utiliza como colorante alimentario, principalmente en confitería, panadería y salsas, y también está presente en cosméticos, pinturas y medicamentos.
Un elemento fundamental para llegar a la prohibición de este aditivo es que no se podía descartar la genotoxicidad tras el consumo de partículas de dióxido de titanio. Tras su ingestión, la absorción de partículas de dióxido de titanio es baja, pero pueden acumularse en el organismo». La genotoxicidad se refiere a la capacidad de una sustancia química de dañar el ADN, el material genético de las células. Dado que la genotoxicidad puede producir efectos carcinógenos, es esencial evaluar el posible efecto genotóxico para determinar su seguridad.